Los Padres de la Iglesia - Introduccion
Los llamados Padres de la Iglesia fueron un grupo de teólogos y escritores eclesiasticos, en su mayoría obispos, que van desde el siglo I hasta el siglo VIII, cuyo conjunto de doctrina es considerado testimonio de la fe y de la ortodoxia en el cristianismo. El término "padre" designaba, primero en la Biblia y luego en el cristianismo primitivo, al maestro que enseña a un discípulo "llamado también hijo de aquel que le enseña" (Ireneo, Contra las herejías, IV,41, 2).
El uso del titulo "Padre" obedece a ideas tomadas de la vida común y de la cultura de la época. El padre como progenitor y cabeza, es a quien compete el cuidado y la direccion de la familia. En el Antiguo Testamento vemos al padre de familia como sacerdote en el culto domestico (Job 1:5) un representante de Dios en la familia. Los patriarcas, por su parte, son los padres de la nación de Israel y los depositarios de la promesa, garantes del pacto con Dios. Del uso familiar, el titulo padre pasó a significar, por analogía, padre en sentido figurado, Padre espiritual (pater pneumatikos) que viene a identificar a aquel que educa, enseña y proclama el evangelio, vemos a Pablo llamarse padre de los corintios, a quienes engendró por el evangelio (1 Co 4:14-15) tambien respecto a individuos concretos como Onésimo y Timoteo (Flm 1:10, 1 Ti 1:2). Hasta el siglo IV el título de padre se aplico exclusivamente a los obispos. A partir del siglo V se confiere también a los presbíteros y a los diáconos. El conflicto de conciencia surge al considerar las palabras de Cristo: “No llaméis padre a nadie en la tierra, porque uno es vuestro Padre, que está en el cielo” (Mt. 23:9). Ya Jerónimo advirtió como irreverencia utilizar un título divino aplicandolo a un ser humano, sin embargo, el título siguió utilizándose. Así, Padres de la Iglesia es un concepto tradicional aplicado a aquellos escritores eclesiásticos garantes de la enseñanza de los apóstoles, no infalibles, pues en todo momento se refieren, y han de atenerse a la autoridad superior y última de la Sagrada Escritura, la "regula fidei" del cristianismo.
Los Padres se consideran a sí mismos como los hijos de los apóstoles y a su vez se convierten en los artífices de la evangelización. Hablan y escriben en la lengua usual del medio: el griego (sobre todo en Oriente y en todo el imperio romano bizantino), lengua del Nuevo Testamento y de la más antigua traducción del Antiguo Testamento por los Setenta (LXX); el latín, empleado en todo el imperio romano y en primer lugar en Occidente (es decir, principalmente en África, en España, en Galia, en Italia) sin olvidar el siríaco, una especie de arameo hablado en casi toda Siria.
Los Padres de la Iglesia Primitiva se dividen en tres categorías básicas: Los Padres Apostólicos, los Padres de la Iglesia del Pre-Concilio de Nicea y los Padres de la Iglesia del Post-Concilio de Nicea.
Los Padres Apostólicos:
Los Padres de la Iglesia apostólica, el primer eslabón en la gran cadena espiritual de la Iglesia, fueron aquellos como Clemente de Roma, quienes fueron contemporáneos con los Apóstoles y muy probablemente fueron enseñados por ellos, continuando con la tradición y enseñanza de los mismos Apóstoles. Lino, mencionado en 2 Timoteo 4:21, llegó a ser el obispo de Roma después de que Pedro fue martirizado, y Clemente tomó el lugar de Lino. Por lo cual, tanto Lino como Clemente de Roma, son considerados Padres Apostólicos. Sin embargo, no hay escritos de Lino que hayan sobrevivido, mientras que existen varios escritos de Clemente de Roma que sí sobrevivieron, ademas de los escritos provenientes de los autores (hasta ahora desconocidos) de la Didaché, la Carta a Diogneto y el Pastor de Hermas. Los Padres Apostólicos habrían desaparecido de escena para principios del segundo siglo, excepto por aquellos pocos que pudieron haber sido discípulos del Apóstol Juan, tales como Policarpo. La tradición nos dice que el Apóstol Juan murió en Efeso alrededor del año 99 d.C.
Los Padres Anteniceanos:
Los Padres del Pre-Concilio de Nicea, o anteniceanos fueron aquellos que vinieron después de los Padres Apostólicos, y antes del Concilio de Nicea en el año 325 d.C. Individuos como Irineo, Ignacio y Justino mártir son conocidos como Padres del Pre-Concilio de Nicea, donde surgen tambien los llamados Padres Apologistas.
Los Padres Apologistas:
Estas primeras generaciones de escritores cristianos que vivieron en la persecución, se les conoce como los Apologistas por la defensa que hacían del cristianismo frente a los paganos o gentiles y las herejias de la época. Entre ellos destacan Justino Mártir, Ireneo de Lyon, Hipólito de Roma, Novaciano, Tertuliano; formando la Escuela de Alejandría, Orígenes, Panteno, Cipriano de Cartago y Clemente de Alejandría; y, de la Escuela de Antioquía, Luciano de Antioquía.
Los Padres Post-Niceanos:
Después del Concilio de Nicea en 325 d.C. se levantaron los Padres de la Iglesia que son considerados Post-Niceanos. Aquí hay hombres tan notables como Agustín, obispo de Hipona, quien frecuentemente es llamado el Padre de la Iglesia (Iglesia Católica Romana) por su gran labor en la doctrina de la Iglesia; Crisóstomo, llamado “boca de oro”, por sus habilidades en oratoria; y Eusebio de Cesarea, quien escribió una historia de la Iglesia, que abarca desde el nacimiento de Jesús hasta el año 324 d.C, un año antes del Concilio de Nicea. Él está incluido en la era Post-Niceana porque no escribió esta historia sino hasta después de que tuvo lugar el Concilio de Nicea. Otro de los Padres Post-Niceanos fue Jerónimo, quien tradujo el Nuevo Testamento del Griego al Latin (Vulgata), y Ambrosio, a quien, por su intervención, se le atribuye en gran manera la conversión del emperador Constantino al cristianismo.
Los Padres no se dedicaron a escribir evangelios ni epístolas apostólicas, sino comentarios y disertaciones, tratados polémicos y apologéticos en defensa de la doctrina y contenido edificante, sistemático, incluso histórico, Poniendo sus propios dones y facultades al servicio de la Iglesia.
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