Manuscritos de la Geniza del Cairo
La Geniza del Cairo (en hebreo: גניזת קהיר Guenizat Qahir) es un depósito de aproximadamente 200.000 manuscritos judíos que datan de entre los años 870 a 1880.
Una geniza es un deposito en las sinagogas dedicado a almacenar los manuscritos de los textos sagrados que queda en desuso. Segun la ley rabinica (Mishna Shabat 16:1) una vez que un libro sagrado ya no se puede usar, porque es demasiado antiguo o esta demasiado dañado, no puede ser destruido o descartado. Los textos que contienen el Sagrado Nombre de Dios, deben ser enterrados o colocarse en una geniza. La geniza del Cairo es la geniza de la sinagoga Ben Ezra en El Cairo, Egipto. Desde principios del siglo XI, los judios de Fustat, una de las comunidades judias mas importantes y mas ricas del mundo mediterráneo, almacenaron con mucha reverencia sus antiguos textos en la geniza. Sin embargo, no solo almacenaron alli los textos Biblicos, libros de oraciones y tratados sobre la ley judia, sino que tambien obras seculares, documentos, listas de compras, contratos de matrimonio, actas de divorcio, obras de filosofía sufí y chiíta, libros de medicina, amuletos magicos, contratos comerciales, y cientos de cartas.
En total, los historiadores han identificado más de siete mil documentos, la mitad de los cuales se han conservado en su totalidad. Su importancia en el enriquecimiento de la historiografía es considerable.
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Numeros 19:10, Judeo-Arabe, Siglo XI |
Muchos de estos documentos fueron escritos en árabe pero usando el alfabeto hebreo, lo que se llama judeo-árabe. Dado que los judíos consideran el hebreo como el idioma de Dios y la escritura hebrea como la de Dios mismo, un idioma sagrado, no fue posible destruir los textos, incluso mucho después de que ya no fueran de utilidad. Cuando estos documentos se volvieron inoperantes, se colocaron en la geniza porque estaban escritos con el alfabeto hebreo y algunos incluso contenían el nombre de Dios.
«Algunos documentos de Guenizah están escritos en hebreo, otros en árabe, pero transcritos en letras hebreas (judeo-árabes), o directamente escritos y transcritos en árabe»
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Cantar de los Cantares, con la Masora Magna y Parva |
Los primeros estudios de los documentos del geniza fueron realizados por los primeros descubridores: el investigador Jacob Saphir en 1864, luego el rabino Wertheimer en 1893, seguido por el profesor Schechter en 1897.
En los años 30, Jacob Mann editó y publicó documentos de la Geniza. Pero fue Shlomo Dov Goitein (1900-1985) quien dedicó su vida al estudio de estos archivos. Dibujó de ella un cuadro de la vida diaria de las comunidades judías y los vínculos entre ellas. Publicó su trabajo a partir de 1967 bajo el título: A Mediterranean Society. The Jewish Communities of the Arab World as Portrayed in the Documentation of the Cairo Geniza, en seis volúmenes, los dos últimos de los cuales fueron publicados después de su muerte.
«Los más numerosos son los documentos legales (declaraciones, informes judiciales, contratos de matrimonio, decretos de divorcio, testamentos, etc.). Luego viene la correspondencia (cartas comerciales y de negocios, correspondencia privada, etc.) y los documentos administrativos (inventarios, informes, solicitudes varias)».
«Gracias a ellos, es posible tener una idea de la vida cotidiana en el mundo judeo-árabe mediterráneo, especialmente desde el siglo X hasta el XIII, con una calidad de detalle que ni siquiera dan las fuentes islámicas».
También hay documentos religiosos, fragmentos de la traducciones de la Biblia al griego por parte de Aquila de Sinope, el Talmud, sus comentarios, el Corán, poemas litúrgicos, la cábala...
Además, hay gramáticas hebreas, poemas...
El clima seco de Egipto ayudó a preservar estos documentos.
La mayoría de los documentos conservados en Ginebra fueron depositados allí durante los períodos fatimí y ayubí (969-1250). Su «suministro" regular se estableció desde 1002 hasta finales del siglo XIII, y luego se debilitó durante el sultanato mameluco de Egipto (siglos XIV y XV). Los últimos cuatro siglos (siglos XVI a XIX), están mucho menos representados que la época medieval».
La procedencia geográfica de los manuscritos es diversa. Los judíos de Egipto no fueron los únicos en depositar sus textos allí. Los judíos de España, que se refugiaron en Oriente Medio en 1492 tras su expulsión (véase el Decreto de la Alhambra) añadieron los suyos, por lo que el número de documentos aumentó alrededor de 1500. Fueron ellos, en particular, quienes trajeron a El Cairo varios documentos que arrojaron nueva luz sobre la historia de los jázaros y la Rus de Kiev, a saber, la correspondencia entre Hasday ibn Shaprut, visir judío del califa de Córdoba Abderramán III, y Joseph, gobernante de los jázaros, conocida como la Correspondencia de los kazares, así como la Carta de Schechter y la Carta de Kiev. Judíos del Líbano, Siria, Yemen, el Magreb (Túnez, Marruecos) y Sicilia también contribuyeron a enriquecer este depósito de documentos.
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Zacarias 14:2-11 |
Los judíos que escribieron los documentos encontrados en la Geniza estaban familiarizados con la cultura y el idioma de la sociedad de su tiempo; estos documentos son invaluables para establecer cómo se hablaba y entendía el árabe en ese tiempo. También demuestran que los judíos que los crearon estaban totalmente integrados en la sociedad de su tiempo: practicaban los mismos oficios que sus vecinos musulmanes y cristianos, incluyendo la agricultura; compraban propiedades, las vendían o las alquilaban a sus contemporáneos.
No se puede exagerar la importancia de ese material al reconstruir la historia social y económica del período comprendido entre 950 y 1250. Un especialista en judaísmo, Shelomo Dov Goitein, ha dedicado su vida a la creación de un índice para este período de tiempo que incluye a unos 35 000 individuos. Hay unas 350 «personalidades», entre ellas Maimónides y su hijo Abraham, y 200 «familias entre las más conocidas»; se mencionan 450 profesiones y 450 tipos de bienes. Ha identificado objetos de Egipto, Palestina, Líbano, Siria (pero no de Damasco o Alepo), Túnez, Sicilia e incluso del comercio con la India. Las ciudades mencionadas se extienden de este a oeste desde Samarcanda (Uzbekistán actual, en Asia central) hasta Sevilla (España actual) y Siyilmasa (actual Marruecos); de norte a sur desde Constantinopla (Estambul, Turquía) hasta Adén (actual Yemen); Europa no solo está representada por los puertos mediterráneos de Narbona, Marsella, Génova y Venecia, ya que a veces se mencionan incluso Kiev y Ruán.
«Gracias a la geniza del Cairo, las vidas de las mujeres, casi invisibles en la alta literatura de la época, pueden verse con gran claridad. Muchas mujeres se dedicaban al trabajo remunerado y en muchos casos podían mantener sus ingresos. La industria textil -bordado, hilado, tejido y teñido de sedas- era su principal campo, pero también se dedicaban a la medicina (no como médicos de formación regular sino como practicantes de la medicina popular, parteras y depiladoras); eran astrólogas, adivinas, corredores de bolsa dedicadas a la venta de productos fabricados por otras mujeres».
El material no literario, que incluye documentos judiciales, escritos legales y correspondencia de la comunidad judía local (por ejemplo, la Carta de los Ancianos entre los karaítas de Ascalón), es impresionante: Goitein estimó que había «unos 10 000 documentos de cierta longitud, de los cuales 7000 son unidades independientes lo suficientemente grandes como para ser considerados documentos de valor histórico». Sólo la mitad de ellas se han conservado más o menos completamente.
El material recuperado incluye un gran número de libros, la mayoría de ellos en forma fragmentaria; el número de sus hojas se estima en 250 000, e incluyen partes de escritos religiosos judíos y fragmentos del Corán. De particular interés para los biblistas son varios manuscritos incompletos del Libro de la Sabiduría de Jesús ben Sirá en hebreo, que hasta entonces sólo se conocían en griego. También fue de particular interés el descubrimiento de un fragmento conocido como el Documento de Damasco (o Documento de Sadocita), por su vínculo con el manuscrito del Mar Muerto llamado la Regla de la Comunidad (1QS) encontrado en Qumrán, publicado en 1910 por Schechter, así como un texto hebreo del Eclesiastés que data del 200 a.C. Se descubrieron varios fragmentos de la Hexapla de Orígenes (Reyes,Proverbios, Libro de los salmos)
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