Apocrifos: Libro Apócrifo de Ezequiel
El apócrifo de Ezequiel fue un libro pseudo-epigrafico atribuido al profeta Ezequiel. Solo se conocen algunos fragmentos de esta obra conservados en algunos escritos de los padres de la iglesia.
El historiador Flavio Josefo señala que el profeta Ezequiel había escrito dos libros (Ant. 10.5:1) podemos suponer que Josefo hace referencia al libro bíblico y al apócrifo. La fecha de composición de esta obra es difícil de determinar con precisión, aunque algunos especialistas sitúan la composición del documento entre el año 50 a.C. y el 50 d.C.
El primer fragmento conserva una breve parábola sobre dos hombres, uno cojo y el otro ciego, que combinan habilidades para vengarse de un rey que no los había invitado a la fiesta de bodas de su hijo. El juez percibiendo como se llevo a cabo el hecho, juzga a los dos hombres como a uno solo. El propósito de la parábola es ilustrar como el cuerpo y el alma están unidos y compartirán un destino común tras el juicio divino. Esta parábola también es conocida en fuentes rabínicas. El segundo fragmento registrado por Clemente de Roma, es una suplica para que Israel se arrepienta. El tercer fragmento es muy breve y es usado en relación con el nacimiento virginal del Señor Jesucristo: "He aquí que la vaquilla ha dado a luz, y no ha dado a luz".
APOCRIFO DE EZEQUIEL
Fragmento I
Epifanio, Contra las herejías 64.7, 5-17a
Introducción
"Porque los muertos resucitarán y los que están en los sepulcros
serán levantados" dice el profeta. Y también, para no pasar en
silencio las cosas mencionadas sobre la resurrección por el profeta
Ezequiel en su propio apócrifo, las presentaré también aquí. Pues
hablando enigmáticamente, se refiere al justo juicio en el que
participan el alma y el cuerpo:
El cojo y el ciego en el jardín
1 Cierto rey tenía a todos en su reino reclutados, y no tenía civiles
sino dos solamente: un cojo y un ciego, y cada uno se sentaba por su
cuenta y vivía solo. 2 Y cuando el rey preparaba un banquete de
bodas para su propio hijo, invitó a todos los de su reino, pero
despreció a los dos civiles, el cojo y el ciego. 3 Y ellos se indignaron
en su interior y resolvieron llevar a cabo un complot contra el rey.
4 El rey tenía un jardín y el ciego llamó desde lejos al cojo,
diciendo: "¿Cuánto habría sido nuestra migaja de pan entre la
multitud invitada a la fiesta? Pues venga, igual que nos hizo a
nosotros, vamos a vengarnos (contra) él".
5.6 Pero el otro preguntó: "¿De qué manera?". Y dijo: "Vayamos a
su jardín y destruyamos allí las cosas del jardín". 7 Pero él dijo:
8 "¿Pero cómo voy a hacerlo, siendo cojo e incapaz de arrastrarme?"
Y el ciego dijo: "¿Qué puedo hacer yo, incapaz de ver por dónde
voy? Pero usemos un subterfugio". 9 Arrancando la hierba que tenía
cerca y trenzando una cuerda, se la lanzó al ciego y le dijo:
10 "Agárrate y ven a lo largo de la cuerda hacia mí". Y él hizo lo
que (el cojo) le había instado (y) cuando se acercó, le dijo: "Ven a
mí, sé (mis) pies y llévame, y yo seré tus ojos, guiándote desde
arriba a la derecha y a la izquierda".
11.12 Y haciendo esto bajaron al jardín. Además, tanto si dañaron o
no dañaron (nada), sin embargo las huellas eran visibles en el jardín.
13 Cuando los asistentes a la fiesta se dispersaron del banquete de
bodas, al bajar al jardín se asombraron al encontrar las huellas en el
jardín. 14 Y comunicaron estas cosas al rey, diciendo: "Todos en tu
reino son soldados y nadie es civil. ¿Cómo, pues, hay huellas de
civiles en el jardín?". Y se quedó asombrado.
Observación parentética de Epifanio
Así dice la parábola del apócrifo, dejando claro que se refiere a un
hombre, pues Dios no ignora nada. Pues el relato dice:
El juicio de los intrusos
2 Llamó al cojo y al ciego, y le preguntó al ciego 2 "¿No has bajado
al jardín?". Y él respondió: "¿Quién, yo, Señor? 3 Tú ves nuestra
incapacidad, sabes que no veo por dónde ando". Entonces
acercándose [..]
Talmud de Babilonia, Sanedrín 91a, b
Introducción
Antonino dijo a Rabí: “El cuerpo y el espíritu pueden escapar del
juicio”. ¿Cómo? El cuerpo dice: El espíritu pecó, pues desde el día
en que se separó de mí, he aquí que yazco como una piedra
silenciosa en la tumba. También el espíritu puede decir: “El cuerpo
pecó, porque desde el día en que me separé de él, he estado volando
en el aire como un pájaro”. Y él (Rabí) le dijo: Te daré una
ilustración:
El cojo y el ciego en el jardín
“¿A qué se puede comparar esto? A un rey de carne y hueso que
poseía un hermoso jardín que tenía hermosos higos tempranos. Y
puso en él dos guardias, uno cojo y otro ciego. El cojo le dijo al
ciego: “Mira qué hermosos higos tempranos hay en el jardín. Ven y
llévame a cuestas, y los recogeremos para comerlos”. El cojo montó
sobre el ciego y los recogieron y comieron.”
“Al cabo de unos días vino el dueño del jardín. Les dijo: "¿Dónde
están esos hermosos higos tempranos?" Entonces el cojo le dijo:
“¿Tengo pies para caminar?” Y el ciego le dijo: “¿Tengo ojos para
ver? “ ¿Qué hizo (el rey)? Hizo que el cojo montara sobre el ciego y
los juzgó como uno solo. Así, el Santo, bendito sea, trae el espíritu
y, colocándolo en el cuerpo, también los juzga como uno solo.
Porque se dice: “Él llamará a los cielos desde arriba y a la tierra,
para poder juzgar a su pueblo”. Él llamará a los cielos desde arriba,
esto al espíritu. Y a la tierra para juzgar a su pueblo, esto al cuerpo”.
4 El cojo, le preguntó también: “¿Has bajado a mi jardín?" Y
respondiendo, dijo: "Señor, ¿quieres amargar mi alma en el asunto
de mi incapacidad?". 5 Y finalmente el juicio se retrasó.
6 ¿Qué hizo entonces el juez justo? Dándose cuenta de la forma en
que ambos se habían unido, coloca al cojo sobre el ciego y los
examina a ambos bajo el látigo.
7.8 Y no pueden negar; cada uno condena al otro. El cojo, por un
lado, dice al ciego: "¿No me has llevado y conducido lejos?
9 Y el ciego al cojo: “¿No te has convertido tú mismo en mis ojos?”
10 De la misma manera, el cuerpo está unido al alma y el alma al
cuerpo, para condenarlos por (sus) actos comunes. 11 Y el juicio se
convierte en algo definitivo tanto para el cuerpo como para el alma,
por las obras que han hecho, sean buenas o malas.
Fragmento 2
1 Clemente 8:3a
Arrepiéntete, casa de Israel, de tu anarquía. Yo digo a los hijos de
mi pueblo: "Si vuestros pecados llegan desde la tierra hasta el cielo,
y si son más rojos que la grana o más negros que la arpillera, y os
volvéis a mí con el corazón entero y decís “Padre”, os atenderé
como a un pueblo santo.
Fragmento 3
Tertuliano, De came Christi 23
Leemos también en los escritos de Ezequiel sobre la vaca que ha
parido y no ha parido.
Epifanio, Panarion Haeresies 30.30, 3
Y en otro lugar dice: "Y la vaquilla parió y dijeron: No ha parido".
Gregorio de Nisa, Contra los judíos 3
He aquí que la vaquilla ha dado a luz, y no ha dado a luz.
Clemente de Alejandría, Stromata 7:16
Ha dado a luz y no ha dado a luz, dicen las Escrituras.
Hechos de Pedro 24 (Apocrifo)
Y otra vez dijo (el profeta): "Ha dado a luz y no ha dado a luz".
***
Fuente: James H. Charlesworth The Old Testament Pseudepigrapha, Vol. 1 Apocalyptic Literature and Testaments 1983

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